LA MATEMÁTICA MODERNA PROHIBIDA POR SUBVERSIVA
En 1978 –
cuando el general Luciano Benjamín Menéndez era el señor feudal de la
provincia- en Córdoba prohibieron el dictado de matemática moderna en los
colegios y en la Universidad.
El director del BUENOS
AIRES HERALD, James Neilson, editorializó el 30 de noviembre de aquel
año, en su columna AS I SEE IT:
“Las autoridades educacionales de Córdoba acaban de cumplir
un servicio público al oponerse abiertamente a la enseñanza de la Matemática
Moderna. Esta disciplina, donde los números se tratan en grupos colectivos –en
vez de serlo como tenaces individuos- no es popular. (...)
“Una cosa es pensar que la matemática moderna está
fundamentalmente equivocada, y otra bastante distinta decir con exactitud por
qué. Esto, sin embargo, es lo que las autoridades educacionales de Córdoba no
vacilaron en hacer. Llegaron a la conclusión de que la matemática moderna no
sólo es enigmática, sino también potencialmente útil para los subversivos. La
matemática moderna no sólo niega –maligna cosa- los postulados de la lógica
formal: además, aparta a tiernas mentes de las certezas, y las arroja sin
remordimiento a la continua mudanza de lo relativo.
LA NACIÓN,
que llevó este asunto a la atención general, citó algunos siniestros párrafos
de un folleto que se ha convertido en un manifiesto para los cordobeses. Según
sostiene ese folleto, que se titula ‘LA MATEMÁTICA MODERNA Y LA REALIDAD’,
los abogados de la matemática moderna enseñan que ‘las únicas certezas
racionales se encuentran en esta disciplina’ y que, peor aún, ‘como de ello
resulta que todo está sujeto a cambio y revisión, no existe ninguna certeza
definitiva y nos queda una racionalidad coherente pero estructuras
provisionales’.
Las implicancias políticas de esto son bastante
claras. Una vez establecida la convicción de que nada es absoluto, y cualquier
cosa es arbitraria, toda la cuidadosa enseñanza del pasado se encuentra
expuesta a un irrespetuoso cuestionamiento.
La nota de
Neilson hurgaba en los confines de la estupidez del cerebro autoritario:
‘La
matemática moderna no es cuestionable sólo porque destruye la fe de la juventud
en las certezas. Además, disocia y socava la unidad de la familia, porque
resulta incomprensible para cualquier persona de más de 30 años que se haya
educado cuando la matemática clásica disfrutaba de autoridad indiscutida...
Existe obviamente una sola manera de extirpar esta poderosa cuña que las
escuelas martillan entre las generaciones, y consiste en arrojar a la hoguera
todos los textos de matemática moderna y reeditar los familiares volúmenes
antiguos.
("LA ULTIMA",
Enrique Vazquez)
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