EL ABURRIMIENTO TAMBIÉN PUEDE SERVIR PARA ALGO... (AUNQUE SEA PARA EL HUMOR)



En una recepción celebrada en la sede de la Academia Nacional de Ciencias, en la avenida de la Constitución (que actualmente exhibe la estatua de Einstein más curiosa del mundo, una figura de bronce dé cuerpo entero de casi cuatro metros de alto que le representa reclinado), escuchó largos  discursos de varias personas a las que se rendía homenaje, incluyendo al príncipe Alberto I de Mónaco, que era un ávido oceanógrafo, un estudioso del anquilostoma de Carolina del Norte, y un hombre que había inventado una estufa solar. Al ver que la velada se alargaba, Einstein se dirigió a un diplomático holandés que estaba sentado a su lado y le dijo:

—Acabo de desarrollar una nueva teoría de la eternidad.

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