LECCIÓN EDUCATIVA DEL SIGLO XX PARA EL SIGLO XXI



Mientras estuvo en Boston, Einstein se sometió a una prueba conocida como el «test de Edison». El inventor Thomas Edison era un hombre práctico que con la edad se había vuelto más irritable (tenía entonces setenta y cuatro años) y que menospreciaba a sus colegas estadounidenses por ser demasiado teóricos, opinión que también le merecía Einstein. 

Había ideado un test que hacía a quienes solicitaban un empleo, y que, en función del puesto al que se aspirara, podía llegar a incluir hasta ciento cincuenta preguntas objetivas; por ejemplo: ¿cómo se curte la piel?, ¿qué país es el que consume más té?, ¿de qué estaban hechos los tipos de Gutenberg?

El Times la calificaba de «la omnipresente controversia del cuestionario de Einstein» y, obviamente, Einstein participó en ella. Un periodista le formuló una de las preguntas del test: «¿Cuál es la velocidad del sonido?». 

Si había alguien que entendiera la propagación de las ondas sonoras, ese era Einstein. 

Sin embargo, admitió que ya no guardaba «esa información en mi mente desde que está fácilmente disponible en los libros». 

Luego hizo una observación algo más larga destinada a menospreciar la visión que Edison  tenía de la educación.

«El valor de una educación universitaria no es el aprendizaje de muchos datos, sino el entrenamiento de la mente para pensar», afirmó.

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