CUANDO UN ACCIDENTE LLEVA A UN DESCUBRIMIENTO...


La desobediencia de un marido y un posterior accidente casero permitió el descubrimiento del algodón de pólvora, la base que sirvió a Alfred Nobel para la nitroglicerina. 

En 1845 al químico alemán Christina F. Schonbein su mujer le impedía realizar experimentos en la cocina familiar, máxime cuando éstos se realizaban con ácidos nítrico y sulfúrico. Aprovechando que su esposa había salido de compras, Schonbein quiso realizar un experimento pero accidentalmente derramó sobre la mesa de la cocina parte de la mezcla. 

Para evitarse problemas lo secó con lo primero que encontró a mano: el delantal de su mujer. Para evitar que ésta le descubriera puso a secar el delantal sobre una estufa pero inmediatamente la tela prendió. 

Una pequeña maldad había dado lugar a uno de los grandes descubrimientos del siglo: la nitrocelulosa.

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