UN SIMPLE PRÓLOGO QUE DEJA EN CLARO EL VALOR DE LEER...



Leer es uno de los ejercicios más personales de la inteligencia, un banquete íntimo de la imaginación y de la libertad. La virtualidad de la literatura permite saldar injusticias, traspasar los límites de lo establecido o mejorar simbólicamente una circunstancia que el sentido común ha declarado irreversible.

Leer literatura argentina supone, además, redescubrir la inmediatez de una lengua y una cultura propias, entablar una conversación capaz de hacernos más lúcidos, entrenarnos para comprender y discutir una realidad en toda su riqueza y en su desafiante complejidad.

Las Ratas (1943) de José Bianco es un ejemplo único de esa diversidad. En la concisa perfección de su escritura, en la desasosegada historia de una familia culta de clase media, se esconde un drama que condensa múltiples claves de la sociedad argentina.

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Como ha escrito Jorge Luis Borges: "Todo, en Las Ratas, ha sido trabajado en función del múltiple argumento. Es uno de los pocos libros argentinos que recuerdan que hay un lector: un hombre silencioso cuya atención conviene retener, cuyas previsiones hay que frustrar, delicadamente, cuyas reacciones hay que gobernar y presentir, cuya amistad es necesaria, cuya complicidad es preciosa".

Aquí está, pues, la luminosa e inquietante belleza de esta novela, abierta a la complicidad de nuevos y afortunados lectores. 

Guillermo Saavedra, Prólogo a la novela "Las Ratas"

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