EL ORDEN "AZAROSO" DE LA NATURALEZA


La naturaleza no es el cuerno de la abundancia.

A cualquier nivel en la jerarquía de la vida, cada vez que un organismo abre el grifo de la energía, solo la decima parte de la disponible a ese nivel pasa al siguiente. 

De la cantidad total de energía fotosintetizada por las algas y otros vegetales, solo una parte pasa a través de medio millón de especies vegetales, treinta millones de especies de invertebrados, cien millones de diferentes insectos, y más de cincuenta mil de vertebrados. 

Para los desafortunados microorganismos que se encuentran al final de la cadena, solo la diezmilésima parte de la energía original recibida del cielo por la clorofila está disponible para su consumo.

Desde la atmosfera que cubre la totalidad del planeta hasta los microorganismos alojados en las raíces de las plantas, esa gran travesía de la energía por las diversas formas de vida genera múltiples subciclos. 

Por ejemplo, una bacteria norteamericana que vive en las raíces de algunas plantas favorece la formación de hojas, que constituye la principal fuente de alimento para los venados de cola blanca; cuando estos comen las hojas, producen desechos ricos en nitrógeno, del que se alimentan las bacterias; pero al crecer la población de venados se convierten en objeto de predación de los lobos, y si a estos les va bien, el numero de aquellos comienza a disminuir y los lobos a pasar hambre. 

Entonces cazan presas más pequeñas, como ovejas. Si el número de estas disminuye, los lobos retornan a la caza de venados, cuyos desechos acrecentados han permitido entretanto que crecieran las plantas de cuyas hojas se alimentan.

Ese ciclo y muchos otros comienzan y concluyen así, azarosamente.

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